Cuando una comercializadora ofrece a un consumidor un precio único del kWh a lo largo del contrato, se trata de un precio fijo.
Las dos partes se ponen de acuerdo para fijar el precio y el volumen de energía que se puede consumir.
Con un precio indexado, el precio varía según las tendencias del mercado eléctrico español.
La mayor parte del tiempo, estos precios son indexados según el precio horario del operador del mercado: OMIE.